La gota es única y cada una dejada
al cúmulo de agua pensionista de sí mismo.
Fue la gota primera que advirtió el nuevo seísmo,
es la gota segunda que orgullosa lo avala.
Pero sólo el deseo legaba en la penada
por ser primer muerta cuando olvida su ateísmo.
Fue la gota sedienta que anunció el nuevo seísmo,
es la gota acostumbrada que orgullosa lo avala.
Y acaban las miradas de tormenta en la gota;
ella el sentimiento, y es el cieno y la derrota.
Los ojos son insultos, las manos son el trueno.
1 comentario:
Gracias Manu... lo necesitaba.
Publicar un comentario